Homenaje a Clara Campoamor

«Yo, Señores Diputados, me siento ciudadana antes que mujer. y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho, a la mujer que espera y confía en vosotros. Soy Diputada por la Provincia de Madrid. La he recorrido no solo en cumplimiento de mi deber, sino por cariño, y muchas veces, siempre, he visto que a los actos públicos han acudido una concurrencia femenina mucho mayor que la masculina. Y he visto en los ojos de esas mujeres la esperanza de la redención, he visto el deseo de ayudar a la República, he visto la pasión y la emoción que ponen en sus ideales. La mujer española espera hoy de la República la redención del hijo. No cometáis hoy un error histórico que no tendríais nunca bastante tiempo para llorar, al dejar al margen de la República a la mujer que representa una fuerza nueva, una fuerza joven, que ha sido simpatía y apoyo para los hombres que estaban en las cárceles, que han sufrido en muchos casos como vosotros mismos, y que está anhelante, aplicándose a sí misma la frase de que la única manera de madurarse en el ejercicio de la libertad, y de hacerla accesible a todos, es caminar dentro de ella».

 

Son palabras que reproducen fielmente las pronunciadas el 1 de octubre de 1931 por Clara Campoamor en el Congreso de los Diputados. por tanto tienen escasamente setenta y seis años. Sólo había tres mujeres en el hemiciclo, pues la República había llegado el 14 de abril de 1931 sin el voto de las mujeres y con pocas mujeres en las listas electorales.

La discusión previa a la aprobación del voto femenino fue un acalorado debate entre dos de ellas. Clara Campoamor del Partido Radical Republicano que defendía la propuesta y Victoria Kent del Partido Radical Socialista que defendía las tesis en contra de conceder el voto a las mujeres, basado en un argumento tan peregrino como que las mujeres no estaban preparadas para ejercer ese derecho al estar muy influenciadas por sus confesores, que les dirigirían a votar a los partidos de la derecha.

El resultado de la votación en el Congreso fue claro, con 161 votos a favor y 121 en contra, pero el 40% de los parlamentarios dieron la espalda al problema y se ausentaron del hemiciclo. Gracias a la aprobación de esta ley las mujeres pudieron votar por primera vez en España en 1933.

Clara Campoamor es una mujer olvidada de nuestra historia, que reposa aquí en Donostia, muy cerca de nosotros, en una tumba discreta del cementerio de Polloe, sobre la que en algunas ocasiones algunos donostiarras anónimos depositan unas flores en recuerdo de su inestimable aportación a la causa de la igualdad de las mujeres.

Los derechos de las mujeres entraron en la historia de los derechos humanos en tiempos tan lejanos como 1791, cuando se produjo la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que fue complementada dos años más tarde con la Declaración de Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. Esta declaración fue redactada por Olympe de Gouges en respuesta a la Declaración de Derechos del Hombre de 1789, para reivindicar la igualdad de derechos de las mujeres y es el primer alegato apasinado y brillante sobre la equiparación de derechos entre ambos sexos, postura que no era compartida por los varones revolucionarios.

La Igualdad es uno de los principios liberales mas difíciles de interpretar y de ser entendido y aplicado. Es además un concepto cuya mala interpretación mata el alma humana, necesitada siempre de estímulos que le permitan progresar y tener metas y objetivos vitales, de acuerdo con las características únicas e irrepetibles de cada ser humano. La igualdad no puede nunca ser interpretada como un mero igualitarismo, un simple dar a todos lo mismo.

la Igualdad es sobre todo una actitud vital hacia el otro, una actitud que conlleva, como punto paradójico de partida, la aceptación profunda de las diferencias entre los seres humanos. Sólo desde el respeto profundo a esa diversidad de sexos, razas, orígenes, religiones o capacidades intelectuales, es posible construir un esquema de igualdad en el marco de la sociedad. la igualdad es la actitud de los seres humanos hacia los demás, para evitar que las características particulares y diferenciadoras de cada ser humano se conviertan en vehículo de exclusión social.

En este día, 12 de febrero, cuando celebramos el aniversario del nacimiento de Clara Campoamor, la Resp. Logia Altuna Nº. 52 ha querido rendirle un homenaje floral en el lugar donde reposan sus restos, aquí en el cementerio de Donostia-San Sebastián. Un homenaje a su valentía para defender la igualdad entre hombres y mujeres, para defender la dignidad del ser humano en su integridad, para defender un principio que, lamentablemente, a día de hoy no está plenamente instaurado en nuestra sociedad.

  

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