Este es el primer acto público de la masonería guipuzcoana y especialmente de la masonería donostiarra desde hace más de ochenta años, los años que han transcurrido desde el comienzo de la Guerra Civil. La masonería fue la organización más violentamente atacada por el franquismo y ha tenido un largo proceso de recuperación durante la restauración democrática, aunque hoy existen logias en todas las capitales vasconavarras además de en otros pueblos guipuzcoanos, alaveses y bizkainos.
Este largo silencio lo rompemos hoy con la presentación de este libro titulado “Memoria de una Luz – Argi baten Menoria” que recoge la historia de la última logia donostiarra desaparecida en 1936 con la entrada de las tropas sublevadas a Donostia-San Sebastián.
Toda esta aventura de la recuperación de la Memoria Histórica de la Logia Altuna nº 15, empezó con una fotografía de tonos sepias, vieja y casi borrada, que encontramos en nuestro primer viaje a Salamanca. No pudimos llevarnos el original y nos dieron un facsímil que era aún más sepia que el original. Esta fotografía, en la que la policía había puesto unos números para iniciar la caza de los masones, ha sido el hilo conductor de toda esta investigación sobre la Memoria Histórica. Gracias al gran trabajo del fotógrafo elgoibarrés Iñaki San Martín, esta foto pudo ser reconstruida y ha servido de fuente de inspiración de este trabajo.
“Memoria de una Luz – Argi baten Memoria”, recoge las investigaciones llevadas a cabo por la Asociación durante los últimos años a través de entrevistas y estudio de archivos, especialmente en el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca (hoy denominado Centro Documental de la Memoria Histórica). Las investigaciones se centran en las personas que conformaban la Logia masónica Altuna nº. 15 (1932-1936) y que fueron perseguidas por el régimen franquista en primer lugar mediante su policía y posteriormente por las actuaciones del famoso Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo, que fue el encargado de extender la represión a decenas de miles de personas aplicando la Ley del mismo nombre del año 1940 (Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo).
Entre los miembros de la Logia represaliados por el Tribunal, se encontraban muchos ciudadanos ejemplares que simbolizaban los valores de la ciudadanía democrática frente a los contravalores del fascismo y que fueron condenados de manera indigna. Cabe citar a Mariano Doporto Director del Observatorio Meteorológico de Igeldo, José Martinez Ubago Alcalde de San Sebastián en 1935, el abogado y dirigente de Izquierda Republicana Fermín Vega de Seoane, el famoso fotógrafo alemán Willy Koch a la sazón cónsul de Alemania en San Sebastián, el agente consular de Suiza Pablo Emilio Roulet, el juez de 1ª Instancia y del Tribunal Industrial Alfonso Rodriguez Dranguet, el pastor evangélico de la iglesia presbiteriana con sede en Miraconcha Elías Marqués, miembros de los miqueletes como Francisco Marco Chilet (posteriormente exitoso escenógrafo en el cine mexicano) o Ricardo Vera Salas, militar capitán de carabineros y sentenciado a muerte por el Tribunal.
A esta relación de personas más o menos relevates debemos de unir también la de otros ciudadanos no menos importantes, que lucharon por los ideales de un mundo mejor y más justo, desde la diversidad y el respeto al diferente, desde todos los espectros políticos y sociales. Joaquín Linazasoro, abogado, Celso Vazquez Salamanquer, Ricardo Gabaraín, Eugenio Muñoz Mena, Martín Heredia, un miembro de la familia Massfeller a quien no hemos podido identificar completamente, Manuel Zapiain, Carlos Alonso, José Bellido. Tampoco podemos olvidar a quienes estanban de visita en San Sebastián y salen reflejados en la foto como Cesareo Lobo llegado de Madrid y dos personas que no hemos podido identificar en la foto y que podrían haber llegado de Valladolid, dado que se mantenían estrechas relaciones con esa ciudad en cuya universidad Eugenio Muñoz Mena había sido profesor.
La Memoria Histórica no puede ser en ningún caso un instrumento de venganza. Bien al contrario debe de ser una iniciativa carente de sectarismo y abierta a la reflexión sobre la maldad de la violencia y del odio. Un monumento a la Tolerancia, la Convivencia y la Racionalidad frente a los contravalores del fanatismo, el dogmatismo y la intolerancia. La Memoria es además un acto de fidelidad hacia los que nos precedieron en el tiempo ya que no es posible ser fiel a lo que no se recuerda. Fidelidad y recuerdo para quienes compartieron con nosotros los mismos valores de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Haciendo presente el pasado, nos ponemos en el lugar de los que padecieron la persecución, el deshonor, la represión y el castigo y recuperamos la perspectiva histórica de unos hechos que no deben jamás volver a ocurrir. Porque la recuperación de la Memoria de estas personas, no es otra cosa a la postre que la recuperación de nuestra propia Memoria.
Olvidar el pasado es sano, es una frase habitual de los desdeñosos de la Memoria Histórica. No lo dudamos, pero estamos seguros de que hacerlo por obligación no lo es. Los cadáveres desde las cunetas, y los olvidados desde los oscuros archivos, siempre llamaran a nuestras conciencias. Olvidemos, pero sólo aquello que una vez recordado, se convierte en principio de una nueva convivencia basada en el respeto mutuo y en el compromiso con la diversidad y la pluralidad del ser humano y la defensa de los valores de la Convivencia.