La Masonería donostiarra es rehabilitada

Hace tres siglos la Masonería se atrevió a soñar un ideal para la humanidad, sostenido sobre principios muy sencillos: el derecho al libre pensamiento, el reconocimiento de la igualdad de todos los seres humanos y el deber del respeto y la tolerancia mutuas. Así se formuló el famoso lema masónico: “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, inspirador de los principios republicanos.

Un hecho menos conocido es que la tradición masónica guipuzcoana, y más concretamente la donostiarra, son también muy antiguas. La primera logia masónica surge en nuestra ciudad en 1809 con el título de “Los Hermanos Unidos de San Sebastián”, y a finales del siglo XIX también encontramos logias en Irún, Pasajes, Tolosa y Deba. A partir de ese momento fueron apareciendo en Donostia de forma intermitente otras muchas logias, como “La Cosmopolita Fraternal No. 30” fundada en 1870, “La Aureola Guipuzcoana No. 66” creada en 1881, “La Providencia No. 280” que surgió en 1890 y “La Paz No. 97” constituida en 1891, por citar solo a las más destacadas. A principios del siglo XX encontramos en San Sebastián la Logia “Progreso No. 289” fundada en 1902, la Logia “Anatole France No. 29” constituida en 1925 y por fin la famosa Logia Altuna No. 15, que trabajó en nuestra ciudad entre 1932 y 1936, momento en el que fue cerrada por la entrada de las tropas sublevadas en la ciudad, siendo la última logia donostiarra que existió antes de la dictadura.

A esta última logia precisamente está dedicada la escultura Memoria de una Luz, obra monumental del escultor madrileño Jose Miguel Utande y que se encuentra ubicada en el Jardín de la Memoria, en el barrio de Riberas de Loyola.

Tanto la Logia Altuna No 15 como muchos de los miembros que la componían fueron singulares y merecen una especial mención, por un lado por sus importantes aportaciones a la sociedad donostiarra de la época y por otro lado por la brutal represión que sufrieron después de la guerra civil por parte del infausto Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo. Hay que destacar que a ella pertenecieron donostiarras de toda condición, como abogados, comerciantes, arquitectos, miqueletes y funcionarios, pertenecientes a todos los partidos políticos democráticos de la época.

Por citar solo a los más importantes, tenemos a José Martínez de Ubago, que fue Alcalde de la capital guipuzcoana desde 1935 a 1936; Mariano Doporto Machori, Director del Observatorio Meteorológico de Igueldo desde 1927 a 1936, y que tras el exilio llegó a ser Director del IMS (Irish Meteorological Service); Willy Koch, conocido fotógrafo y Cónsul de Alemania en Donostia; Eugenio Muñoz Mena famoso químico en el exilio mexicano, Fermín Vega de Seoane dirigente de Izquierda Republicana y Elías Marqués, Pastor de la

Iglesia Evangélica ubicada en Villa Evangélica en Miraconcha, (lugar donde se reunía la logia) y probablemente uno de los fundadores de la misma.

Durante la dictadura franquista los masones fueron culpados de todos los males de nuestro país y se les impuso todo tipo de represión (física, con fusilamiento o cárcel, depuración profesional y económica con incautación de bienes, etc.). Incluso habiendo sido fusilados, sus familias fueron castigadas con incautaciones y multas ruinosas, por decisión de los tribunales especiales que trasladaron a las familias las responsabilidades políticas del difunto.

En la actualidad la Logia Altuna No. 52 ha promovido oficialmente una declaración institucional que finalmente ha sido aprobada por el Consistorio donostiarra, en la que se condena la injusta persecución llevada a cabo por la dictadura franquista en contra de la masonería y en la que al mismo tiempo se reconoce la “honorabilidad” de esta institución y de sus principios fundadores y la importancia que la Masonería tuvo en algunos momentos clave de la historia de la ciudad.

Esta declaración institucional afirma entre otras cosas que: “El descrédito sistemático de cuarenta años de dictadura ha pasado una enorme factura al buen nombre de la Orden Masónica, que aún se hace sentir en la sociedad. Los masones son uno de los colectivos más olvidados como víctimas del franquismo, que han visto como la llegada de la democracia no ha supuesto una recuperación completa de su honorabilidad”.

El texto aprobado en el día de ayer finaliza afirmando que “de esta manera se restituye oficialmente el buen nombre de aquellos masones sepultados bajo toneladas de basura propagandística. Hombres intelectualmente cultivados y socialmente prominentes, no solo por su posición social sino por su intachable actitud ciudadana y su contribución a los valores de la sociedad democrática, que fueron acusados, juzgados y condenados por unos delitos absurdos, además de resultar vejados hasta límites insospechados”.

Varios miembros de la actual Logia Altuna No. 52 estuvieron presentes en el Salón de Plenos en el día de ayer, donde pudieron escuchar con satisfacción la aprobación de esta declaración que viene a rehabilitar oficialmente la “honorabilidad” de una institución que en otros países vecinos, como Francia y Portugal sin ir más lejos, goza de una excelente reputación como garante de principios humanistas, cívicos y democráticos, y donde la masonería está considerablemente extendida.

Impulsados por la Gran Logia Simbolica Española, se han dado acuerdos institucionales similares en varios ayuntamientos del Estado como Madrid, Sevilla, Córdoba, Sta. Cruz de Tenerife, Sta. Cruz de la Palma, Cádiz y Ronda entre otros.

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