Responsabilidad Social y Masonería

Responsabilidad Social y Masonería«Quizás nuestros esfuerzos sean pequeños e intrascendentes en las grandes coordenadas de la historia. Pero si algo debe de saber un maestro de la masonería, es que eso no importa, que en el camino lo importante es la voluntad de recorrerlo y la actitud con la que se recorre, sin importar a dónde lleguemos. No tenemos dogmas y no los aceptamos porque construimos nuestras convicciones cada dia con nuestros pensamientos y con nuestros actos, que siempre hermanos, deben de estar entre la escuadra y el compas».

                                                                           La construcción de la sociedad civil

 

¿Qué es la Responsabilidad Social? A nivel de definición general sería el conjunto de compromisos y obligaciones que de manera individual o grupal, los miembros de una sociedad tienen para con el conjunto de esa sociedad y que pueden valorarse a diferentes niveles, legales, ideológicos o éticos. No voy a decir que el nivel legal (las leyes que nos gobiernan) o ideológico (las ideas que nos mueven) no sean importantes. Lo son y mucho, ya que regulan e influyen en aspectos fundamentales de nuestra vida. A ellos  nos referiremos en otros momentos, cuando hablemos de la justicia de una ley o de la trascendencia de una proposicion ideologica. Pero hoy me voy a centrar más en la dimensión ética, en la reflexión personal sobre la actitud hacia la Responsabilidad Social.

La Responsabilidad Social es por tanto, y en lo que nos interesa, primero una conciencia y después una actitud ética. Es la conciencia de la necesidad de cumplir unas normas, es la conciencia de una obligación solidaria hacia los demás, es la conciencia de que nuestros actos repercuten directamente en el devenir de la sociedad, es la conciencia de que todos somos responsables en la construccion de la convivencia y es, en el fondo, la asunción plena de nuestro destino colectivo en la historia de la humanidad. Y todo ello nos mueve, o debe de movernos hacia unas actitudes que no pueden circunscribirse al cumplimiento estricto de la legalidad, sino que deben de ir mucho más lejos en la asunción de un compromiso personal con nuestra sociedad, en nuestro caso, a través de los ideales que tan bien se condensan en el trilema liberal, de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Un compromiso, que nace de los principios masónicos en la época inmediatamente anterior a la Revolución Francesa, y en general a lo largo de todo el siglo XVIII.

La Masonería especulativa que surgue en 1717, lo hace al amparo de un claro sentimiento de establecer un concepto renovado de la responsabilidad civil colectiva y su nacimiento es un compendio de esas nuevas convicciones y de esas nuevas actitudes. Todos somos responsables de nuestro destino común. Ya no es una dádiva de los poderosos, o una cuestión de caridad de los favorecidos. Es la asunción de una nueva convicción sobre la necesidad de construir entre todos una sociedad nueva, más justa, más solidaria y más libre, lo que animó a los fundadores de la masonería especulativa inglesa de 1717. Un espíritu que exportaran a sus colonias americanas donde con el tiempo y nuevamente al amparo de la masonería, nacerá el primer estado libre y democrático de la historia, la República Federal de los Estados Unidos de Norteamérica, primera República Liberal y Democrática de la historia y en la que los masones concretan en forma de Estado la síntesis de sus ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad.

La soberanía popular, tras siglos de secuestro por diferentes minorías nobiliarias y/o eclesiásticas, llega al pueblo que la ejercerá a través del sufragio universal y de sus representantes en los Parlamentos. Nace así el embrión de todas las democracias parlamentarias occidentales, que se desarrollarán al amparo de estos principios, propiciando la mejora material, intelectual y moral que impulsa la Masonería universal y que a lo largo de los siguientes doscientos cincuenta años, derivará en nuestros Estados del Bienestar y en el dominio de los Imperios de la Ley.

No son hoy por hoy, los Estados Unidos el referente en la aplicación cotidiana de esa antigua y sabia convicción nacida de los principios de la Masonería. La inmensidad de los intereses económicos que mueven su economía ha diluido aquellas convicciones, aunque tampoco negaré que aún queden muestras de aquellos principios. Fueron las social-democracias europeas las que tomaron el relevo en las construcción de estados que fueran patrimonio de los ciudadanos y garantes de la justicia social en el siglo XX. Pero he dicho que no me iba a centrar en la reflexión legal ni ideológica, aunque cito sus orígenes porque creo que es importante siempre saber de dónde se viene y los sacrifios que tantos hicieron en el pasado para garantizarnos nuestros derechos y deberes como ciudadanos.

Hay una especie de consenso de que la consecución en nuestras sociedades de las libertades que emanaron de los procesos historicos que os he descrito, han dejado vacía de contenido a la masonería. Yo creo que no. Bien al contrario de lo que pueda parecer, los principios de la masonería liberal están más vigentes que nunca. ¿Por qué? Porque las convicciones que condujeron a nuestros estados democraticos se tambalean. Incluso importantes segmentos de nuestra sociedad parecen dispuestas a entregar su libertad y su futuro a los dogmatismos, a los fanatismos y a los populismos. Está además vigente porque las actitudes que construyeron nuestros Estados flaquean. Vemos día tras día como la xenofobia, el racismo, el sindrome “del otro” como responsable de todos los males propios se apodera de nuestra sociedad. Son los rumores malignos, la tentación del egoismo extremo que abandona a los demás a su suerte. Las señales de alarma no pueden ser ignoradas por más tiempo.

Es posible que nuestra tarea no revista los tintes épicos de nuestros antepasados. Nos toca seguramente actuar en una escala infinitesimal, en pequeñas cosas y en nuestro entorno más inmediato, pero es un trabajo fundamental en estos momentos de la historia. Es posible incluso que ese trabajo sea esteril. Que a nada nos conduzca, pero es indispensable realizarlo para poder estar a plomo con nosotros mismos y con la humanidad a la que pertenecemos.

 

(Artículo cedido amablemente por un miembro de la Resp. Logia Altuna Nº 52. En base al absoluto respeto y libertad de conciencia individual, las opiniones expresadas en el mismo corresponden únicamente a su autor, y pueden no ser representativas de la opinión de otros miembros de la Logia).

 

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